LA ARAÑA DEL MUSEO
Había una vez una araña de cuadro, de esas tan artísticas
que habitan en los sótanos de los museos, donde los
cuadros permanecen olvidados durante años para que
puedan tejer
impresionantes telarañas. Nuestra araña era la mejor
tejedora del museo, y su casa era realmente espectacular.
Todos sus esfuerzos estaban dedicados al cuidado de su
telaraña, que consideraba la más valiosa del mundo.
Pero con el tiempo, aquel museo reorganizó sus pinturas, y
empezó a encontrar sitio para algunos de los cuadros el
sótano.
Muchas arañas se dieron cuenta y fueron precavidas, pero
la nuestra no le daba importancia a todo aquello: no pasa
nada decía sólo serán unos pocos cuadros. Y siguieron
saliendo
más y más cuadros, pero la araña seguía aferrada a su
telaraña, ¿dónde voy a encontrar un sitio mejor que éste?,
se decía.
Hasta que una mañana temprano, sin tiempo para
reaccionar, se llevaron su cuadro, y con él a la araña,
pegada a su teleraña.
La araña se dio cuenta entonces de que sólo por no
querer perder su telaraña iba a acabar en la sala de
exposiciones, y en un alarde de valentía y decisión, decidió
abandonar su magnífica telaraña, a la que tanto esfuerzo
había dedicado.
Y
menos mal que lo hizo,
porque así se salvó de los
insecticidas de la sala de exposición. Y no sólo por eso,
sino porque en su huída, después de pasar muchas
dificultades, acabó en un pequeño jardincito escondido
, donde encontró un rinconcito tan tranquilo, que allí pudo
tejer una tela aún mejor, y ser una araña mucho más feliz.
FIN
- ¿Dónde estaba la araña?
¿Cómo era la casa de la araña?
¿Qué hicieron las otras arañas del museo al ver que las estaban llevando para la sala de exposición?
¿qué era lo que más le costaba a la araña?
¿Cómo termino la araña?
Busca en el diccionario las palabras que están señaladas de rojo en el texto.
Laura vanessa Gallego Montoya, aceleración 1
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